Evolución de la medicina homeopática
Cuento sobre la evolución de la medicina homeopática
Queremos compartir con vosotros un estupendo relato que encontramos en la web No es una crisis, es una estafa.
Enmarcado en una serie titulada Historias de Catalina, la autora sitúa la acción en la segunda mitad del siglo XXI y narra las conversaciones de una anciana de 89 años, Catalina, con su biznieta de 15, Anika.
En un interesante formato de preguntas y respuestas, la abuela Catalina recuerda cómo fue la evolución de la homeopatía, cómo tuvo que lidiar con las malas artes de la industria farmacéutica, soportar los ataques de los escépticos y sufrir las disputas fratricidas entre médicos y terapeutas.
Pero la anciana protagonista de esta historia nos ofrece también una visualización del futuro, que en la actualidad tenemos por delante, en forma de recuerdos, aportándonos una lectura optimista e ilusionante: nos describe el triunfo de las medicinas energéticas, el derrumbre de la farmaindustria, la evidencia científica de la homeopatía y la regulación de su práctica profesional.
Os dejamos algunos fragmentos del relato, que podéis leer al completo en el artículo: La evolución de la medicina
“- Abuela, ¿de verdad hubo un día en que la homeopatía estaba prohibida?
– Uy, querida Anika, el cuidado de la salud es uno de los aspectos humanos que más ha evolucionado en estos últimos 50 años.
La abuela Catalina con sus 89 años, frágil pero todavía ágil, continuaba siendo, en esta segunda mitad del siglo XXI, la cuidadora de salud de su núcleo. Sus conocimientos sobre plantas medicinales, homeopatía y reiki, entre muchas otras terapéuticas, la habían convertido desde hacía muchos años en una Mujer Medicina.
Aunque se cansaba con facilidad y sus maneras eran lentas y pausadas, seguía atendiendo a los pacientes que la visitaban así como a toda su familia y vecinos.
– Si abuela, ya sé que ha cambiado mucho. Que antes no se practicaba en los hospitales medicina energética, sólo química, bueno, y la diagnóstica,la quirúrgica y la de urgencias, igual que ahora. Eso lo sé, ¿pero, realmente estuvo prohibida?
– No, prohibida, prohibida, no. ¿Quien te ha dicho eso?
– En el hospital, abuela. El médico que me atendió. Después de las pruebas y de colocarme los huesos en su sitio, y cuando iba a inmovilizarme la pierna, le preguntó a la enfermera si me habían dado las gotas homeopáticas para traumas, y como se les había olvidado, el doctor le dio así como una bronca a la pobre. Le dijo algo como que ya hacía muchos años que había dejado de estar prohibida como para que se les olvidase darme el Arnica tan pronto crucé la puerta de urgencias.
– Prohibida no estuvo, pero paso por muy malas épocas. Durante años la homeopatía sufrió una persecución en toda regla y se orquestaban campañas de desprestigio, de forma permanente. Incluso hubo medicamenterías, farmacias se llamaban entonces, que se negaron a venderla.
– Abuela, yo eso no lo entiendo. Ya sé que hace cincuenta años no estaba muy regulada, y que las investigaciones homeopáticas que existían no eran aceptados por la comunidad científica, ni todo eso, pero, si la gente veía que la homeopatía curaba de verdad, ¿cuál era el problema?
– Ay, cariño, si es que antes de la gran transformación todo era muy distinto.
La historia empieza hace un siglo más o menos. Y durante todo este tiempo, la medicina actual, la energética -a pesar de que muchas de sus terapias son milenarias como la fitoterapia y el reiki, y otras centenarias, como la homeopatía- ha tenido que superar tres grandes escollos:
El primero de ellos, fue la farmaindustria.”
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